Las presas hechas por los castores son levantadas para proteger sus casas. Gracias a las membranas en sus patas traseras y una cola ancha y larga que sirve de remo, el castor es capaz de construir sus guaridas en medio de los ríos. Sus hogares se realizan con trozos de madera, piedras y arbustos que forman una montaña en forma de cono con entradas en la zona inferior. A pesar de proteger a los mamíferos del fuerte frío del invierno, además de los animales peligrosos, su guarida sufre el riesgo de ser inundada con los altos niveles de agua que pueden levantarse. Esta situación pone en riesgo la vida de los castores y los desprotege contra los enemigos en periodos de sequía. Es aquí donde entran sus presas.
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